CONCIENCIA MORAL
En
términos filosóficos, la conciencia es la facultad de decidir y hacerse sujeto,
es decir, actor de sus actos y responsable de las consecuencias que de ellos se
siguen, según la percepción del bien y del mal.
¿Cómo
lograr qué un Docente ayude a formar la conciencia moral en un adolescente y/o
joven?
Para poder hablar de la una buena formación de conciencia
moral, debemos saber qué es la conciencia moral en sí, pero primero empezaré
citando para mí el primer y mejor Papa que ha estado a cargo de nuestra Iglesia
Católica:
«La verdadera
renovación del hombre y de la sociedad se realiza siempre mediante la renovación
de las conciencias. El cambio de las estructuras sociales, económicas y
políticas –si bien es importante– puede sin embargo tratarse de una ocasión
desaprovechada, si detrás de él no hay
hombres de conciencia. Son ellos los que hacen que el conjunto de la vida
social se forme en definitiva según las reglas de aquella ley, que no ha sido
el hombre quien se la ha dado, que él descubre “en lo íntimo de la conciencia,
a cuya voz debe obedecer”» - Juan Pablo II, 1998.
Con la cita del Papa Juan Pablo II, se puede decir que la
conciencia moral es nuestro juicio crítico del intelecto humano que todo lo decide,
según los principios de la razón y la fe, una acción es mala o buena. Se dice
también que la conciencia no determina los principios ni los juzga; Dios los ha
inscrito para que sean utilizados como premisas para saber si algo debe hacerse
o debería haberse hecho porque es bueno, o debería omitirse porque es malo.
También los seres humanos que no son creyentes de Dios, han recibido de Dios
una conciencia moral gracias a la razón natural y son responsables de actuar.
Teniendo en cuenta el significado de la conciencia moral,
escribiré un ejemplo para explicar de una mejor manera lo que es la conciencia
moral; en un partido de futbol, el árbitro no ha hecho el reglamento del
deporte, simplemente lo aplica y dice: si las jugadas están de acuerdo con el
reglamento o no. Lo mismo sucede con nuestra conciencia, no es la ley que
regula nuestra vida (esa es la ley de Dios), ni tampoco hace que nuestras acciones
sean buenas o malas. Tan solo lo declara. Es un aviso, una voz, un recuerdo,
para poder darnos cuenta de lo bueno y malo, ante situaciones de nuestra vida. Pero
tenemos que tener en cuenta que no
cualquier persona puede arbitrar un partido. Se necesita conocer bien el
reglamento, estar dispuestos a ver de qué manera se realizan las jugadas y
tener la suficiente capacidad para tomar oportunamente las debidas decisiones.
Es algo muy evidente que los árbitros tienen que formarse: una decisión muy
equivocada puede traer fatales consecuencias en algún jugador o en todo un
equipo (en general). Entonces podemos decir que la conciencia moral es el árbitro de nuestra vida, debemos decirnos
con seguridad lo que está bien y lo que está mal. De la conciencia moral
depende una gran parte del éxito de nuestra vida: nuestra salvación eterna. Por
ello, nuestra conciencia moral debe ser
formada de la manera correcta y madura, abierta siempre a los buenos actos y a las inspiraciones del Espíritu Santo, capaz de discernir lo bueno de lo
malo y de la mentira, evitando la falta de sinceridad y de autenticidad. La formación de la conciencia moral es una
tarea para toda la vida, no solo para un rato o una situación en nuestra vida.
Todo ser humano siente la necesidad de formar su
conciencia moral, para bien. Debemos buscar los medios necesarios para lograr
una excelente conciencia moral equilibrada y sana no solo en nuestros
estudiantes (como docentes) y nuestros hijos (como padres de familia), sino en
toda la población en general. Dando el ejemplo con nuestra persona. Tenemos que
llegar a ser personas capaces de ser guía por la recta razón y no por los
caprichos personales, que nos haga seres humanos de bien, rectos, nobles,
honestos y coherentes con nuestros propios principios.
Una conciencia moral rectamente formada garantiza nuestra
excelente realización como seres humanos y profesionales. Al darnos cuenta del
valor verdadero de formar una conciencia moral, descubrimos el verdadero valor
moral de los actos humanos, el mundo ético.
Los docentes, al querer ayudar a formar la conciencia
moral en sus estudiantes, creen que obligándolos y agobiándolos a cada segundo
con la teoría del tema “formación de la conciencia moral”, ellos lo tomaran en
cuenta. Quizás lo apliquen porque no les
queda de otra; pero que diferente sería si ellos mismos por conciencia aprendan
el valor de formar su conciencia moral para ser mejores seres humanos y
profesionales con éxito. Y formar su conciencia se trata de eso, de ir
aprendiendo a tomar decisiones correctas que los haga personas de bien,
llegando a la conclusión de la
importancia del valor que tiene elegir el camino correcto.
Cuando se es joven, muchas veces se actúa por impulso,
por eso mayormente cometemos errores así como todo ser humano, pero que
diferente seria el mundo, y que diferente serían la vida de los estudiantes si
tomaran verdadera conciencia moral de sus actos, que sean responsables para
asumir sus errores y sean responsables al actuar en todo momento, sin dudar.
El rol de un docente para ayudar a la formación de la
conciencia moral, es actuando como amigo y no tanto como profesor, eso se concluye
en una sola palabra en ser “maestro”.
Un maestro lo primero que debe hacer es observar a sus estudiantes, ganarse su
confianza y en algunos casos, el cariño de sus estudiantes, y con esos dos
sentimientos, llegar al alumno.
De manera muy fácil ya entrando al mundo del
adolescente y/o joven rebelde y de esta
manera actuar de forma eficaz, aconsejándolo o dándole ejemplos de vida (como
lo hice con lo del árbitro). En la vida no todo se puede manejar por teoría,
sino también por experiencias de vida. Cuando se le cuenta a un adolescente
experiencias de vida, le toma más importancia a una simple teoría que lo puede
sacar de google.
El adolescente y/o joven no necesita a un adulto que le imponga cosas o simplemente lo obligue
hacer cosas que él no desea, eso lo pone más rebelde, lo importante es el
dialogo con sus padres y/o maestros.
El adolescente y/o joven, cuando carecen de un adulto
responsable de èl, que les haga sentir en confianza para expresarse con
libertad; es bueno que actúe el maestro, brindándoles su apoyo y confianza,
aconsejándolo de la mejor manera y sin darse cuenta indirectamente ayudara a la
formación de su conciencia moral; con este simple y sencillo actuar del
maestro, se logra que el adolescente y/o joven, tome conciencia de su vida y
sus actos, y sin querer estamos formando
a un ser humano de bien o cambiando
el destino o la vida de nuestros estudiantes.
Llegando al final del tema, se puede concluir que un mundo con seres humanos formados con
conciencia moral, sería un mundo mejor.
Pero para llegar a
ello podemos cometer errores; los
errores muchas veces hacen personas sabias,
porque de todo error se aprende y de un simple error, se puede tomar conciencia
para nuestro mejor actuar en un futuro.
Una persona sabia, se
equivoca, reflexiona y se levanta porque a pesar de todo la vida sigue y es
nuestro deber moral continuarla bien, de manera correcta y responsable.
FQR.
Vamos por el 20 patito jajajajjaja, no, fuera de bromas te quedo muy bien!
ResponderEliminarJajajjajajaja Gaby! 👌 pase el curso y eso está genial. Gracias!
EliminarHola! Te he nominado a un premio en mi blog: http://torredelibros2014.blogspot.com/2015/07/segunda-parte-nominaciones.html
ResponderEliminarPásate cuando puedas, Un beso!
Gracias por ser mi primera nominación jajajajajaja
EliminarGracias por ser mi primera nominación jajajajajaja
Eliminar